Eugenio Merino ha estado en boca de todos los últimos años gracias a la demanda que interpuso la "fundación Francisco Franco" en su contra por una de sus obras, donde el dictador aparecía congelado dentro de una cabina de CocaCola. La demanda fue finalmente desestimada por el juez esta primavera, pero como siempre, las opiniones fueron muchas. En este caso, gracias a la demanda, el autor consiguió lo que el arte contemporáneo persigue, una reflexión sobre nosotros mismos, nuestras ideas y sobre todo, nuestros mitos. Eugenio ha perseguido desde sus inicios ese lenguaje provocador, que nos invita a reflexionar sobre personajes del S.XX, y las ideas que regresan, como el poder de la religión o la vanalización de la guerra. En su página web tenéis bastantes imágenes, y son tan explícitas como las de los diseñadores, échale un vistazo!
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